Rigo Tovar y su Costa Azul, el zafarrancho multitudinario de 1975 | Archivo Rojo
Lo que sería una tarde llena de música y baile, originó una gresca entre miles de asistentes.
El miércoles 16 de abril de 1975 más de 15 mil personas se apostaron en el jardín del Barrio de Santiago para disfrutar la actuación de Rigo Tovar y su agrupación, Costa Azul. Pero lo que sería una tarde llena de música y baile se convirtió en un zafarrancho cuando se originó una gresca entre los miles de asistentes al festival, quienes en su mayoría resultaron golpeados y hasta con las ropas desgarradas por el desorden ocurrido.
No era la primera vez, ni sería la última, que el conocido ídolo de las multitudes visitaría la Angelópolis, porque desde que Rigo Tovar, considerado el padre de la música tropical, irrumpió en la escena musical de México, durante la segunda mitad del siglo XX, este género musical se integró a la cultura popular del país para formar parte de las expresiones vivas del pueblo que la hizo parte de su cotidianidad. Escuchándose así, no solo en barrios, colonias, juntas auxiliares o pueblos, también en mercados, transporte público y en espacios en donde se desarrollan diferentes oficios para hacer más llevaderas las tareas diarias.
Una multitud arremolinada
“Zacapela en el Barrio de Santiago”, es el encabezado de la noticia que, el jueves 17 de abril, dio a conocer esta casa editorial, El Sol de Puebla, en su sección policíaca.
Una multitud arremolinada
“Zacapela en el Barrio de Santiago”, es el encabezado de la noticia que, el jueves 17 de abril, dio a conocer esta casa editorial, El Sol de Puebla, en su sección policíaca.
“Más de 15,000 personas reunidas ayer por la tarde en el parque del Barrio de Santiago, terminaron un festival de música con una serie de desmanes que ocasionó la intervención de un numeroso contingente de la policía y el auxilio de varias ambulancias de la Cruz Roja que trasladaron al hospital de dicha institución a siete lesionados”, se lee en la publicación.
Los asistentes se comenzaron a agolpar en el jardín de la iglesia de Santiago, ubicado entre las calles 15 y 17 Sur, y 21 y 23 Poniente, desde temprana hora, para escuchar a diferentes agrupaciones musicales. El baile y la música estaban en todo su esplendor, pero también el consumo de cerveza. Después de algunas horas y un desperfecto técnico, los ánimos se comenzaron a caldear.
Hacia las 16:00 horas la policía ya había sido informada que había desorden y se estaban ocasionando destrozos en el jardín, entonces fueron enviados al sitio un importante número de uniformados para proteger a los asistentes y controlar la situación.
La autoridad, nunca se imaginó que todo terminaría con un sinnúmero de agresiones y el ornato del parque destrozado, es decir, el césped, las flores, y tres fuentes con seres mitológicos que se habían instalado a finales del siglo XIX. El jardín de Santiago se convirtió en un campo de batalla en el que volaban piedras, botellas y diversos objetos que lograron golpear o descalabrar a más de uno, además de que muchos asistentes terminaron con las ropas desgarradas.
Los uniformados lograron controlar la situación hacia las 19:15 horas. Aunque no hubo pérdidas humanas que lamentar, muchos de los asistentes terminaron con heridas cortantes y golpes contusos que habían sido provocados con todo tipo de objetos como piedras, cadenas, etcétera. Solo siete personas ameritaron hospitalización y fueron llevadas a la Cruz Roja, donde fueron atendidos.
La brigada de auxilio de la Cruz Roja había recogido a una mujer conmocionada de aproximadamente 28 años que se encontraba en calidad de desconocida. Además de ella, fueron hospitalizadas seis personas más: Lourdes de 15 años, Esperanza de 26, Margarita de 16, Armando de 11 años, José Manuel de 18, y Magdalena de 24.
Lo que provocó el zipizape del festival
La policía dio a conocer que el empresario Jorge Carlos Grajales había sido uno de los organizadores, y también informó que el Ayuntamiento no había dado autorización para que el festival de música se celebrara. Pero más tarde se supo que un regidor municipal lo había autorizado.
Trascendió que el desorden del festival musical en el jardín de Santiago al que habían acudido 15 mil personas, se dio por la impaciencia de la multitud que comenzó a aventar botellas y piedras cuando el baile tuvo que ser interrumpido por una falla de energía eléctrica que impidió que las agrupaciones continuaran tocando.